EL CREO AL HOMBRE PARTIENDO DE LA NATURALEZA VISIBLE E INVISIBLE, de 7 elementos, le doto 7 sentidos

En el libro de los Secretos de Enoc, encontramos descrito la creación del hombre en el sexto día, en el documento, leemos que Dios creo cada parte del hombre partiendo de distintos elementos de la Naturaleza visible e invisible, le doto de 7 sentidos dandole por nombre Adán. "El Señor Dios modeló el ser humano con arcilla del suelo" (Génesis 2,7). Por ultimo el texto nos menciona que la ignorancia es peor que el pecado, por ello es importante conocer nuestra propia naturaleza para no pecar contra ella.




Texto:


El sexto día di órdenes a mi Sabiduría para que creara al hombre, partiendo de siete elementos, a saber: su carne de la tierra, su sangre de rocío y del sol, sus ojos del abismo de los mares, sus huesos de piedra, su pensamiento de la celeridad angélica y de las nubes, sus venas y sus cabellos de hierbas de la tierra, su alma de mi propio espíritu y del viento.

 Y le doté de siete sentidos: oído en relación con la carne, vista para los ojos, olfato para el alma, tacto para los nervios, gusto para la sangre, consistencia para los huesos y dulzura para el pensamiento.
Y me ingenié para que hablara palabras sagaces. 
Creé al hombre partiendo de la naturaleza visible e invisible, de ambas a la vez, muerte y vida; y la palabra conoce la imagen lo mismo que a cualquier otra criatura, pequeña en lo grande y grande en lo pequeño.
 Y le dejé establecido en la tierra como un segundo ángel, honorable, grande y glorioso.
 Y le constituí como rey sobre la tierra, teniendo a su disposición un reino gracias a mi Sabiduría.
 Y entre mis criaturas no había nada parejo a él sobre la tierra.

 Y le asigné un nombre que consta de cuatro elementos: Oriente, Occidente, Norte y Sur.
 Y puse a su disposición cuatro estrellas insignes, dándole por nombre Adán.
 Le doté de libre albedrío y le mostré dos caminos, la luz y las tinieblas. Entonces le dije: «Mira, esto es bueno para ti y aquello [es] malo». Todo con el fin de ver si me profesaba amor u odio y para (darle ocasión de) declararse en su descendencia como mi amante.

 Yo conocía bien su propia naturaleza, pero él la ignoraba. Por ello la ignorancia es peor que el pecado, ya que no puede por menos de pecar. Y dije: «Después del pecado no hay otra cosa sino la muerte».


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