Introducción: Desafiando la Historia Conocida
¿Y si le dijera que algunas de las palabras y conceptos más fundamentales de la historia judeocristiana no son lo que parecen? ¿Que podrían ser, de hecho, invenciones relativamente modernas con orígenes geográficos y políticos inesperados? A veces, una investigación profunda puede revelar hechos que nos obligan a cuestionar los cimientos de nuestro conocimiento. Este artículo explora cinco afirmaciones impactantes extraídas de un profundo análisis histórico sobre los orígenes y la terminología relacionados con el pueblo judío, basadas en los escritos de Benjamin H. Freedman. Prepárate para ver la historia desde una perspectiva completamente diferente.
1. La palabra "judío" es una invención del siglo XVIII
Una de las afirmaciones más contundentes es que la palabra "judío" (en inglés, Jew) es un término sorprendentemente moderno que no existió en ningún idioma antes de 1775. Según esta tesis, la palabra que usamos hoy es el resultado de una larga y compleja evolución lingüística y fonética.
El término latino original era Iudaeus, que significaba "judeano", en referencia a una persona de la región de Judea. Crucialmente, la letra "I" inicial en latín se pronunciaba como la "Y" en español (como en "Yucatán"). A lo largo de 14 siglos, esta palabra pasó por numerosas transformaciones en el idioma inglés, con formas como Iewe, Iue, y lew, manteniendo siempre ese sonido inicial similar a la "Y". El sonido duro de la "J" que usamos hoy es una corrupción fonética reciente.
De hecho, se afirma que William Shakespeare nunca usó la palabra "Jew" en sus obras. En la versión original de "El Mercader de Venecia", el personaje Shylock se refiere a sí mismo como un "Iewe".
La implicación de esta evolución es profunda: Jesús, en su tiempo, habría sido conocido como un judeano (Judean), no como un "judío" (Jew). La famosa inscripción en la cruz, Iesus Nazarenus Rex Iudeorum, se traduciría correctamente como "Jesús de Nazaret, Gobernante de los Judeanos", refiriéndose a un liderazgo sobre la gente de una región geográfica, no a un grupo religioso o racial como se entiende hoy.
2. Los ancestros de la mayoría de los judíos modernos provendrían de un reino túrquico
Otra tesis radical desafía la idea de que la mayoría de los judíos de hoy, especialmente los de ascendencia de Europa del Este (asquenazíes), descienden de los antiguos judeanos. Según la fuente, aproximadamente el 90% de quienes se identifican como judíos no serían descendientes de los habitantes de Judea y, por lo tanto, no serían "semitas".
Entonces, ¿de dónde provendrían? La respuesta, según esta investigación, está en los Jázaros (Khazars). Los Jázaros eran una nación mongoloide asiática de origen turco-finés que, en el primer siglo antes de Cristo, invadió Europa del Este desde Asia, impulsada, según la Jewish Encyclopedia, por "su propio deseo de saqueo y venganza". Establecieron un reino vasto y poderoso que llegó a ocupar casi un millón de millas cuadradas.
El momento crucial en su historia ocurrió en el siglo VII, cuando el rey jázaro Bulan, buscando una alternativa a las religiones paganas de su pueblo, decidió convertir a su nación al "Talmudismo", la fe que hoy conocemos como Judaísmo. Él y sus 4,000 nobles se convirtieron, y esta nueva religión se convirtió en la fe del estado.
Esta afirmación se apoya en fuentes como la Jewish Encyclopedia, que es citada directamente en el texto fuente:
"LOS CHAZAR: Un pueblo de origen turco cuya vida e historia están entrelazadas con LOS MIMOS COMIENZOS DE LA HISTORIA DE LOS JUDÍOS DE RUSIA... A finales del siglo VIII... el chagan (rey) de los Chazar y sus nobles, JUNTO CON UN GRAN NÚMERO DE SU PUEBLO PAGANO, ABRAZARON LA RELIGIÓN JUDÍA..."
Según esta perspectiva, los judíos asquenazíes de Europa del Este serían los descendientes directos de este reino jázaro convertido, no de las tribus de la antigua Judea. Esta teoría de un origen no semítico para la mayoría de los judíos europeos sienta las bases para un cuestionamiento aún más radical: el del propio término "antisemitismo".
3. La base del Judaísmo moderno sería un texto que Jesús denunció
La fuente argumenta que el Judaísmo moderno no es una continuación directa de la religión de la Biblia Hebrea, sino una evolución del Fariseísmo, que a su vez se convirtió en Talmudismo.
Se sostiene que Jesús, durante su vida, denunció consistentemente las prácticas y enseñanzas de los fariseos. Se refería a sus doctrinas como "la tradición de los ancianos", una tradición oral que, según esta tesis, es precisamente lo que más tarde se codificó en forma escrita y se convirtió en el Talmud. La conexión se hace explícita en una cita de Michael Rodkinson:
"EL TALMUD, ENTONCES, ES LA FORMA ESCRITA DE LO QUE, EN TIEMPOS DE JESÚS, SE LLAMABA LA TRADICIÓN DE LOS ANCIANOS..."
Para reforzar esta conexión entre el fariseísmo antiguo y el judaísmo rabínico moderno, se cita al rabino Louis Finkelstein, una destacada autoridad académica:
«...El judaísmo... El fariseísmo se convirtió en talmudismo, el talmudismo en rabinato medieval y el rabinato medieval en rabinato moderno. Pero a través de todos estos cambios de nombre... el espíritu de los antiguos fariseos sobrevive, inalterado...»
Esta genealogía doctrinal, trazada por la propia autoridad rabínica, presenta una paradoja histórica fascinante: desde esta óptica, existiría una contradicción fundamental entre las enseñanzas de Jesús, que se oponían al fariseísmo, y los fundamentos del Judaísmo rabínico moderno, que se basan en el Talmud.
4. Una oración clave del Día del Perdón buscaría anular todos los juramentos futuros
El Kol Nidre (Todos los Votos) es una de las oraciones más solemnes del calendario judío, recitada al inicio del Yom Kipur, el Día del Perdón. Sin embargo, su contenido y significado son objeto de una interpretación sorprendente.
Según el análisis de Freedman, la oración no busca el perdón por votos pasados, sino que funciona como una dispensa anticipada. La traducción de la oración proporcionada en la fuente es la siguiente:
«Todos los votos, obligaciones, juramentos, anatemas... que podamos hacer, jurar o prometer, o por los cuales podamos estar obligados, desde este Día de la Expiación hasta el próximo... nos arrepentimos. Queden absueltos, perdonados, anulados y sin efecto; no nos obligarán ni tendrán poder sobre nosotros...»
La clave está en la frase "desde este Día del Perdón hasta el próximo", una redacción que la fuente atribuye a Meir ben Samuel en el siglo XI. La interpretación de Freedman es taxativa: la oración no absuelve pecados pasados, sino que invalida de antemano todos los juramentos y contratos del año venidero, planteando un desafío fundamental a la noción de confianza entre comunidades.
5. El "antisemitismo" podría ser un término históricamente incorrecto
La implicación más explosiva de la tesis jázara se revela cuando examinamos el término "antisemitismo". Si, como sostiene Freedman, el 90% de los judíos modernos no son de origen semita, entonces el término se vacía de su significado literal y, según él, se transforma en una herramienta puramente política.
Bajo esta premisa, el término antisemitismo se convierte en una falacia histórica. No se puede ser "anti-semita" hacia un pueblo que, según esta tesis, no tiene ascendencia semita.
El argumento va más allá, afirmando que el término se ha convertido en una "palabra para difamar" (smear word). Se utilizaría para desacreditar a quienes se oponen a ciertos objetivos políticos o económicos, explotando la asociación que los cristianos hacen entre la palabra "semita" y Jesús para silenciar cualquier crítica.
Conclusión: Repensando la Historia y la Identidad
Estos cinco puntos —el origen moderno de la palabra "judío", la ascendencia jázara, el papel central del Talmud como una evolución del fariseísmo, la interpretación del Kol Nidre y la crítica al término "antisemitismo"— nos presentan una visión de la historia radicalmente diferente a la convencional. Son afirmaciones audaces que desafían conceptos profundamente arraigados sobre la identidad, la religión y el lenguaje.
Más que simples curiosidades, estas afirmaciones exigen una reevaluación crítica de las herramientas que usamos para definir la historia: las palabras, las genealogías y las narrativas de identidad que a menudo damos por sentadas.
