LAS 7 COSAS QUE NOS SERÁN MOSTRADAS AL MORIR / APOCALIPSIS DE ESDRAS

En este video conoceremos parte de la conversación que tuvo Esdras con el ángel Uriel, esto lo podemos encontrar en el libro apócrifo: Apocalipsis de Esdras, donde en el leemos la siguiente pregunta que le fue hecha a el ángel: cuando muramos y que el alma salga de cada uno de nosotros, ¿estaremos en el reposo hasta que llegue el tiempo fijado por Dios para tener su juicio?, ¿O a partir de cuándo seremos juzgados?.


Texto:


En el libro apócrifo:  Apocalipsis de Esdras, leemos la siguiente pregunta que le fue hecha al ángel Uriel.

Explica esto a tu servidor: cuando muramos y que el alma salga de cada uno de nosotros, ¿estaremos en el reposo hasta que llegue el tiempo fijado por Dios para tener su juicio?, ¿O a partir de cuándo seremos juzgados?.

Me respondió: Te lo diré, pero no te abras paso entre los infieles, no estés entre el número de aquellos que serán juzgados.

 Pues has adquirido ante el Altísimo un tesoro que te está reservado, pero que sólo te aparecerá en los días supremos.

En lo que se refiere a la muerte tiene lugar a partir del momento en que sale la orden del Altísimo: Que alguien muera. Su alma abandona el cuerpo para ir hacia Aquel que se la ha dado, y comienza prosternándose ante la gloria del Altísimo.

 Si se trata de impíos que no han guardado los caminos del Altísimo, que han despreciado su ley, que han olvidado su temor,

estas almas no entrarán en la morada eterna, pero errarán, luego serán castigadas, atormentadas y afligidas y se les enseñarán siete cosas.

 La primera, es que han sido infieles al camino del Altísimo.

 La segunda: que no han podido volver para vivir.

 La tercera: que vean las recompensas destinadas a aquellos que han creído en la ley del Altísimo.

 La cuarta: que vean los castigos que les esperan en los días supremos.

 La quinta es que vean las almas de los justos guardadas por los ángeles en sus moradas, en gran reposo.

 La sexta es que se les fuerza a errar y que se les enseñan los castigos que recibirán a partir de este tiempo.

 La séptima y la mayor de todas aquellas que he dicho, es que se funden de vergüenza y que están cubiertas de ignominia, desecadas por el temor, cuando ven ante ellas la gloria del Altísimo contra el que, durante su vida, han pecado y ante el que van a ser juzgadas.

He aquí la situación de aquellos que han guardado los mandamientos del Altísimo, cuando salen de sus cuerpos mortales.

 Pues, durante todos los días que han pasado en ellos, han servido al Altísimo en continua aflicción, soportando sus penas a fin de cumplir la ley de Aquel que las ha instruido.

. He aquí lo que les concierne.

. Primeramente verán con gran alegría la gloria de Aquel que las acoge y las favorecerá de siete maneras:

 La primera, de haber luchado con mucho esfuerzo para vencer al mal pensamiento que les venía, para no ser extraviados por él ni en la muerte ni en su actual existencia.

 La segunda es de haber visto errar las almas de los pecadores y la condena que les espera.

 La tercera, es que Aquel que los ha creado, los favorecerá con el testimonio de que han guardado durante su vida la ley que les ha sido dada.

 La cuarta es que verán el reposo del que gozarán a partir de este momento en sus moradas, con gran alegría, bajo la guardia de los ángeles, y la gloria que les está reservada.

 La quinta es que se alegrarán tanto más que han escapado a la muerte natural y han recogido la herencia que han recibido: luego verán que han soportado un lugar estrecho, lleno de tormentos, y que han encontrado el ancho espacio donde se regocijan resguardados de la muerte.

La sexta es que se les dejará ver que sus caras resplandecen como el sol, o brillan como la luz de las estrellas, pues no morirán nunca.

 La séptima y la mayor de todas, es que se regocijarán abiertamente sin tener vergüenza; asegurados en su alegría, pues se apresurarán para ver la faz de aquel a quien han servido durante sus vidas, cerca de quien serán honrados y recompensados.

 He aquí las condiciones que, desde entonces, hallarán las almas de los justos; he aquí las situaciones y los castigos de los que se afligirán los impíos.

 Le pregunte: Cuando el alma haya salido de su cuerpo, ¿le serán dados días para ver lo que me has expuesto?.

 Me dijo, habrán siete días libres para ver lo que te he explicado; luego se irán a sus moradas!!!.  

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