¿Cómo enterrar a nuestros muertos? Enseñanza de Cristo sobre la reencarnación y la vida eterna 3

 


Texto:

 En el tiempo después de que Jesús había resucitado de los muertos, se demoró noventa días con María, su madre y María Magdalena, quienes ungieron su cuerpo, y María Cleofás, los doce, y sus compañeros, instruyéndolos y respondiendo preguntas sobre el reino de Dios.


Y uno le preguntó, diciendo: Maestro, ¿Cómo quieres que enterremos a nuestros muertos?, Y Jesús respondió: Buscad el consejo de los diáconos en este asunto, porque solo concierne al cuerpo. De cierto os digo que no hay muerte para los que creen en la vida venidera. La muerte, como la habéis considerado, es la puerta de la vida, y la tumba es la puerta de la resurrección, para los que creen y obedecen. No llores, ni llores por los que te han dejado, sino regocíjate por su entrada en la vida.


    Como todas las criaturas salen de lo invisible a este mundo, así regresan a lo invisible, y así volverán hasta que sean purificadas. Que los cuerpos de los que parten se comprometan con los elementos, y el Padre-Madre, que renueva todas las cosas, dará a los ángeles la carga sobre ellos, y dejará que el presbítero ore para que sus cuerpos descansen en paz, y sus almas despierten a Una resurrección gozosa.


 Hay una resurrección del cuerpo, y hay una resurrección en el cuerpo. Hay un surgimiento de la vida de la carne, y hay una caída en la vida de la carne. Que se haga oración por los que se han ido antes, y por los que están vivos, y por los que están por venir, porque todos son una familia en Dios. En Dios viven, se mueven y tienen su ser.


  El cuerpo que yacen en la tumba, o que es consumido por el fuego, no es el cuerpo que será, sino que los que vengan recibirán otros cuerpos, pero el suyo, y como sembraron en una vida, así lo cosecharán en otra. Bienaventurados los que han hecho justicia en esta vida, porque recibirán la corona de la vida. 


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