Tres son las moradas del Ser humano y quien no conozca al Ángel de la Paz en cada una de las tres, no podrá llegar ante el rostro de Dios.

En este video conoceremos las tres moradas o cuerpos que componen nuestra existencia y a través de ellos nos movemos, sentimos y pensamos, primeramente escucharemos sabiduría de los textos esenios y palabras de Yeshúa que nos explican estas 3 moradas de una manera práctica y magistral como es que estas 3 moradas interactúan entre si y en la vida, después escucharemos sabiduría de la Cabalá que coincide y nos explica a través del génesis y el libro de Isaías que Dios creo, formo e hizo al hombre de esta manera. a su vez esto está conectado con el nombre de Dios Yhvh y los 4 mundos del árbol de las Sefírot

Texto:
Los antiguos esenios consideraban que el humano tiene tres cuerpos principales que funcionan en 7 aspectos de la vida, un cuerpo que actúa, un cuerpo que siente y un cuerpo que piensa. El poder más elevado del cuerpo pensante es la sabiduría. El poder más elevado del cuerpo sensible es el amor. La función del cuerpo que actúa es traducir la sabiduría del cuerpo pensante y el amor del cuerpo sensible en acción en los mundos sociales y culturales de un individuo y en su utilización de las fuerzas terrestres y celestiales.

En la septuple paz texto 2, leemos lo siguiente: 
Tres son las moradas del Hijo de Hombre y quien no conozca al Ángel de la Paz en cada una de las tres, no podrá llegar ante el rostro de Dios. Estos son su cuerpo, sus pensamientos y sus sentimientos. Cuando el Ángel de la Sabiduría guíe sus pensamientos, cuando el Ángel del Amor purifique sus sentimientos y cuando las acciones del cuerpo reflejen a la vez Amor y Sabiduría, entonces el Ángel de la Paz lo guiará indefectiblemente al trono de su Padre Celestial. Y debe orar sin cansarse para que el poder del Error con todas sus enfermedades e impurezas pueda ser arrojado de todas sus tres moradas; para que el poder, la sabiduría y el amor puedan reinar en su cuerpo, sus pensamientos y sus sentimientos.

 En el primer texto de la Septuple Paz (enseñanzas de Jesús), nos dice que el enseñó diciendo: Paz traigo a vosotros, mis hijos, la Séptuple Paz de la Madre Tierra y del Padre Celestial.
Paz traigo a vuestro cuerpo, guiado por el Angel del Poder.
Paz traigo a vuestro corazón, guiado por el Angel del Amor.
Paz traigo a vuestra mente, guiado por el Angel de la Sabiduría.
A través de los ángeles del Poder, Amor y Sabiduría, vosotros conoceréis los Siete Caminos del Edén Infinito y vuestro cuerpo, vuestro corazón y vuestra mente serán una unidad en el Vuelo Sagrado al Mar Celestial de Paz.
Si, en verdad os digo, los caminos son siete a través del Edén Infinito y cada uno debe ser cruzado por el cuerpo, el corazón y la mente como Uno. No sea que vaciléis y caigáis en el abismo de la nada; pues como el ave no puede volar con un ala, así vuestra ave de sabiduría necesita dos alas de Poder y Amor para sobrevolar los abismos hacia el Arbol Santo de Vida. Pues el cuerpo solo, es como una casa abandonada vista de lejos, que parecía hermosa pero es ruina y desolación vista de cerca.
El cuerpo es como un coche hecho de oro y cuyo constructor lo coloca en un pedestal, renuente a dañarlo con el uso; pero, como un ídolo de oro, es feo y sin gracia, ya que únicamente en movimiento cumplirá su propósito.
Como la oscuridad profunda de una ventana –cuando el viento apaga su vela, es el cuerpo solo, sin corazón y sin mente para llenarlo de luz.
Y el corazón solo, es un sol sin tierra para iluminar; es una luz en el vacío, una bola de color ahogada en un mar de oscuridad. Ya que cuando un hombre ama, ese amor se transforma en su propia destrucción si no hay mano firme para hacer buenas obras y no hay mente para tejer con las llamas del deseo un tapiz de salmos.
Como un torbellino en el desierto es el corazón solo, sin cuerpo y sin mente para guiarlo cantando a través de los cipreses y pinos.
Y la mente sola, es un manuscrito santo que se ha deteriorado y debe ser enterrado, la verdad y la belleza de sus palabras no han cambiado, pero los ojos no pueden leer ya las inteligibles letras y se desmorona a pedazos en las manos.
Así es la mente sin el corazón para darle palabras y sin el cuerpo para hacer sus obras. Pues ¿de qué sirve la sabiduría sin un corazón para sentir y una lengua para darle voz? Estéril como el vientre de una anciana es la mente sola, sin corazón y sin cuerpo para llenarla de vida.
Pues, en verdad os digo, el cuerpo, el corazón y la mente son como un coche, un caballo y un cochero.
El coche es el cuerpo, creado con fortaleza para hacer la voluntad del Padre Celestial y la Madre Terrenal.



El corazón es el corcel brioso, glorioso y valiente que lleva el coche bravíamente, ya sea por un camino suave, o ya sea que haya piedras y palos atravesados en su camino.
Y el cochero es la mente, sosteniendo las riendas de la sabiduría, viendo desde arriba lo que hay en el horizonte lejano, diseñando el curso de las patas y las ruedas.

Por otra parte, la Torá relata la Creación del hombre en tres verbos, en el libro del Génesis nos dice:

… hizo al hombre, formó al hombre y lo creó. Génesis, 1:26, 2:7, 1:27

También en el libro del Profeta Isaías encontramos el siguiente versículo:
» Todo lo llamado en Mi Nombre por Mí, los creé, los formé, también los hice «. Isaías 43:7

¿Por qué la Torá emplea tres verbos cuando se refiere a la Creación del hombre ?
Las enseñanzas de la kabala nos dice que, Hizo, se refiere al mundo de la Acción y al nivel del alma que se llama Néfesh y está relacionado con los instintos.
Formó, nos indica el mundo de la Formación y se refiere al nivel del alma que se designa con la palabra Rúaj y que abarca el aspecto emocional.
Creó, designa el mundo de la Creación y está conectado con el nivel del alma denominado Neshamá, el pensamiento.

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