En este video conoceremos las 14 fuerzas celestiales y terrenales que conforman el árbol de la Vida Esenio, como se relacionan entre ellas y el hombre, estas fuerzas o ángeles son los mismos que en la literatura se les dio nombres como Gabriel Rafael Miguel etc. El ser humano contiene dentro de sí centros energéticos para vincularse con esas fuerzas y aumentar su vitalidad, Mencionan los textos esenios que Dios planto el árbol de la Vida antes de que el tiempo existiese, estas fuerzas son la base con la cual la vida existe.
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Los esenios sabían que el hombre tiene diferentes sistemas corporales para absorber las diferentes energías de la comida, el aire, el agua, las radiaciones solares, etc. y sabían que cada individuo debía controlar y utilizar estos poderes por sí mismo mediante sus propios esfuerzos conscientes, y que nadie podía hacerlo por él.
El simbólico Árbol de la Vida permitió a los esenios comprender cómo estaban rodeados por fuerzas, o ángeles, del mundo visible de la naturaleza y del mundo cósmico invisible. Las Comuniones esenias muestran cómo cada una de estas fuerzas se utiliza en el cuerpo y la conciencia del hombre.
El contacto con las fuerzas angelicales representadas por el Árbol de la Vida era la esencia misma de la vida diaria de los esenios. Sabían que para estar en armonía con estas fuerzas debían hacer un esfuerzo consciente para contactarlas.
El árbol de la vida esenio representaba catorce fuerzas positivas, siete de ellas fuerzas celestiales o cósmicas y siete fuerzas terrenales o terrestres. El Árbol fue representado con siete raíces que se adentran en la tierra y siete ramas que se extienden hacia los cielos, simbolizando así la relación del hombre con la tierra y el cielo.
El hombre fue representado en el centro del árbol a medio camino entre el cielo y la tierra.
Esta posición del hombre en el centro del Árbol, con las fuerzas terrenales debajo de él y las fuerzas celestiales arriba, también corresponde a la posición de los órganos en el cuerpo físico. Los tractos gástrico y generativo de la mitad inferior del cuerpo, al ser instrumentos de autoconservación y auto perpetuación, pertenecen a las fuerzas terrestres. Mientras que los pulmones y el cerebro, en la mitad superior del cuerpo, son los instrumentos de la respiración y el pensamiento y, por lo tanto, conectan al hombre con las fuerzas más sutiles del universo.
Tenían la sabiduría profunda para comprender que estas fuerzas eran fuentes de energía, conocimiento y armonía mediante las cuales el hombre puede transformar su organismo en un instrumento cada vez más sensible para recibir y utilizar conscientemente las fuerzas. Además, consideraban que ponerse en armonía con las fuerzas del Padre Celestial y la Madre Tierra era la actividad más importante del hombre en la vida.
Las características de cada una de las diferentes fuerzas eran muy claras para ellos y sabían qué significaba la fuerza en la vida de cada individuo y cómo debía utilizarse.
También entendieron la relación entre las fuerzas. Consideraron que cada fuerza celestial tiene una fuerza terrenal correspondiente y cada fuerza terrenal un poder celestial correspondiente. Estas fuerzas celestiales y terrenales correspondientes se colocaron en el Árbol de la Vida Esenio diagonalmente una frente a la otra, una arriba y otra debajo del hombre. En consecuencia, una línea trazada entre dos fuerzas correspondientes pasaba directamente a través del hombre en el centro del Árbol.
Las fuerzas que se corresponden entre sí, arriba y abajo, son las siguientes:
El Padre Celestial y la Madre Terrenal
El ángel de la vida eterna y el ángel de la tierra
El ángel del trabajo creativo y el ángel de la vida
El ángel de la paz y el ángel de la alegría
El ángel del poder y el ángel del sol
El ángel del amor y el ángel del agua
El ángel de la sabiduría y el ángel del aire
Estas correlaciones mostraron a los esenios que cuando un individuo entra en contacto con cualquier fuerza terrenal, también está en contacto con cierto poder celestial. Esto les permitió comprender lo necesario que es estar en perfecta armonía con todas y cada una de las fuerzas y ángeles, tanto en el mundo visible como en el invisible.
El simbólico Árbol de la Vida dejó en claro a la gente cuán inseparablemente están vinculados a todas las fuerzas, cósmicas y terrestres, y les mostró cuál es su relación con cada una.
Las Comuniones esenias tienen tres objetivos inmediatos.
Primero es hacer al hombre consciente de las actividades de las diferentes fuerzas y formas de energía que lo rodean y fluyen perpetuamente hacia él desde la naturaleza y el cosmos.
El segundo es hacerle consciente de los órganos y centros dentro de su ser que pueden recibir estas corrientes de energía.
El tercero es establecer una conexión entre los órganos y centros y sus fuerzas correspondientes para absorber, controlar y utilizar cada corriente.
Las Comuniones matutinas se refieren a la vitalidad del cuerpo y su efecto acumulativo es el fortalecimiento y revitalización gradual de todos los órganos del cuerpo a través del control consciente y la dirección de las fuerzas terrestres.
Las siete comuniones vespertinas están dedicadas a los poderes espirituales que gobiernan la evolución superior del hombre. Su efecto acumulativo es la revitalización de la mente y todas las fuerzas superiores dentro del individuo, permitiéndole recibir y sintonizarse con todos los océanos superiores de amor, vida y pensamiento, desarrollando así gradualmente todas las potencialidades superiores de su ser.
Cada Comunión de los catorce representa un cierto equilibrio entre el hombre que la hace y el ángel o la fuerza con quien comulga.
Muchos de los pueblos antiguos sabían que estas fuerzas invisibles eran una fuente de energía y poder, y que la vida del hombre se sostenía por el contacto con ellas. Sabían que en la medida en que el hombre fuera capaz de utilizar estas fuerzas, avanzaría en su evolución individual en cuerpo y espíritu, y al ponerse en armonía con ellas, su vida prosperaría. Algunas personas no solo conocían estas fuerzas, sino que tenían métodos específicos para contactarlas y utilizarlas.
Fragmentos del libro: Las enseñanzas de los Esenios, de Enoc a los Rollos del Mar muerto
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