EL ETERNO CREO 22 ESPECIES EN 6 DIAS E HIZO EL DIA SEPTIMO SANTO Y COMO SEÑAL

Por orden del Creador, un Ángel le dijo al Moíses : Escribe toda la narración de la creación: cómo en seis días terminó el Señor Dios toda su obra y lo que había creado, cómo descansó el día séptimo, santificándolo por toda la eternidad y estableciéndolo como señal de toda su obra.

"También les di Mis sábados, para que fueran una señal entre ellos y Yo, para que supieran que yo soy el Señor que los santifica" ( Ezequiel 20:12 ).

Según el libro de Apocalipsis, ¿a quién vio Juan en el reino eterno de Dios?
Respuesta: La respuesta es triple y muy clara: 

A. Los que tienen la marca de Dios — señal (su sábado) —en sus frentes ( Apocalipsis 7: 3 , 4 ). 

B. Los que se negaron a identificarse con la bestia o su imagen y quienes se negaron a tener su marca o nombre en sus frentes ( Apocalipsis 15: 2 ).





texto:

Dijo el ángel de la faz a Moisés, por orden del Señor:


Escribe toda la narración de la creación: cómo en seis días terminó el Señor Dios toda su obra y lo que había creado, cómo descansó el día séptimo, santificándolo por toda la eternidad y estableciéndolo como señal de toda su obra.
En el primer día creó el cielo superior, la tierra, las aguas, todos los espíritus que ante el sirven, los ángeles de la faz, los ángeles santos, los del viento de fuego, los ángeles de la atmósfera respirable, los ángeles del viento de niebla, de tiniebla, granizo, nieve y escarcha, los ángeles del trueno y los relámpagos, los ángeles de los vientos de hielo y calor, de invierno, primavera, verano y otoño, y todos los vientos de la obra de cielos y tierra, los abismos, la tiniebla [el atardecer y la noche], la luz, la aurora y el crepúsculo, que él preparó con la sabiduría de su corazón.
Entonces vimos su obra, y lo bendijimos y alabamos en su presencia a causa de toda ella, pues había hecho siete grandes obras en el primer día.


En el segundo día hizo el firmamento entre aguas, dividiéndose éstas en aquel día: la mitad subió a lo alto, y la otra mitad descendió bajo el firmamento, sobre la superficie de la tierra. Sólo esta obra hizo en el segundo día.


 En el tercer día dijo a las aguas:
-Trasládense de la superficie de toda la tierra a un lugar, y muéstrese la tierra firme.
Así lo hicieron, tal como les ordenó. Se retiraron de la faz de la tierra a un lugar, fuera de este firmamento, de modo que apareció la tierra firme.

 En aquel día creó todos los mares en cada lugar de confluencia, todos los ríos y cursos de agua en los montes y en toda la tierra, todos los
estanques y todo el rocío, las semillas para la siembra y todo lo que germina, los árboles frutales, los bosques y el Jardín del Edén de las delicias y todo: estas cuatro grandes obras hizo en el día tercero.


En el cuarto día hizo el sol, la luna y las estrellas. Los colocó en la bóveda celeste para que iluminaran toda la tierra, gobernaran el día y la noche, y separaran la tiniebla y la luz.  El Señor puso el sol sobre la tierra como gran señal de días, semanas, meses, festividades, años, septenarios, jubileos y todas las estaciones. Separa la luz de la tiniebla y es la salud por la que prospera cuanto germina y crece sobre la tierra. Estas tres especies hizo en el día cuarto.
En el día quinto creó los grandes cetáceos en los abismos acuáticos, pues éstos fueron los primeros seres carnales hechos por sus manos, los peces y cuanto se mueve en el agua y todo lo que vuela: las aves y todas sus especies.

 El sol salió sobre ellos para su salud y sobre cuanto había en la tierra, cuanto de ella germinaba, todos los árboles frutales y todo ser carnal. Estas tres especies hizo el quinto día.
El día sexto hizo todas las bestias terrestres, todos los animales y reptiles y, después de todo esto, hizo al hombre. Varón y mujer los hizo, dándoles poder sobre cuanto hay en la tierra y en los mares, sobre los volátiles, sobre toda bestia, animal y reptil: sobre toda la tierra y sobre todos éstos le dio poder. Estas cuatro especies hizo en el día sexto, alcanzando un total de veintidós especies.  Acabó su obra el día sexto, todo lo que hay en los cielos y la tierra, en los mares y los abismos, en la luz y la tiniebla y en todo.

Institución del sábado
El Señor nos dio como gran señal el día del sábado, para que trabajemos durante seis días y descansemos el séptimo de todo trabajo.  A todos los ángeles de la faz y a todos los ángeles santos, estas dos grandes clases, nos ordenó que descansáramos con él en el cielo y la tierra, y
nos dijo:
-Me escogeré un pueblo entre todos los pueblos. También ellos observarán el sábado, los consagraré como mi pueblo y los bendeciré. Como santifiqué el día del sábado, así me los santificaré y bendeciré; serán mi pueblo, y yo seré su Dios.

 He escogido a la estirpe de Jacob de cuantos he visto, y me lo he designado como hijo primogénito, santificándomelo por toda la eternidad: les enseñaré el sábado, para que en él descansen de todo trabajo.
Ese día lo creó el Señor como señal para que también ellos descansen con nosotros en el día séptimo. Que coman, beban y bendigan al que creó todo, así como bendijo y santificó para sí a un pueblo que sobresale por encima de todos los pueblos, para que observe el sábado juntamente
con nosotros.  y su voluntad dispuso que ascendiera buen aroma aceptable ante él siempre.


 Veintidós patriarcas hay de Adán a Jacob, y veintidós especies de obras fueron hechas hasta el día séptimo: éste es bendito y santo, y aquél también es bendito y santo. Uno y otro existen para santidad y bendición,  y a éste le fue dado ser santificado y bendito como lo fue el séptimo
día en todos los días benditos y santos de la revelación y ley primera.


 El Señor creó los cielos y la tierra, y todo lo que creó lo realizó en seis días, e hizo el día séptimo santo para toda su obra. Por eso ordenó que todo el que en él haga cualquier trabajo muera, y quien lo profane muera ciertamente.
Ordena tú a los hijos de Israel que guarden este día, santificándolo y no haciendo en él ningún trabajo; que no lo profanen, pues es más santo que todos los demás días.  Todo el que lo mancille muera sin remedio. Quien haga en él cualquier trabajo muera por siempre, de modo que
los hijos de Israel guarden este día por todas sus generaciones y no sean desarraigados de la tierra, pues es un día santo y bendito.  Todo hombre que lo guarde y descanse en él de todo trabajo será siempre santo y bendito como nosotros.  Comunica a los hijos de Israel la sentencia sobre este día: que descansen en él y no lo descuiden por error de sus corazones no sea que se hagan en él acciones que no deban ser, obrando en él conforme a su propia voluntad. Que no preparen en él nada que vayan a comer o beber, ni saquen agua, ni metan o saquen cualquier objeto transportable por sus puertas que ellos no hubiesen dejado preparado para hacer en sus moradas el día sexto.  No metan ni saquen nada de casa a casa en ese día, pues es más santo y bendito que todos los días jubilares.
En él descansamos en los cielos desde antes de que se enseñara a todo mortal en la tierra a descansar en él. El Creador de todo bendijo el sábado, pero no santificó a todo pueblo y nación con su observancia, sino sólo a Israel: sólo a él lo dio para que coman, beban y descansen sobre la tierra. El Creador de todo dispuso este día para bendición.
santidad y gloria, entre todos los días.

 Esta ley y revelación fue dada a los hijos de Israel como ley eterna para todas sus generaciones.


En los seis días de la segunda semana llevamos a Adán, por orden del Señor, todas las bestias, animales, aves, reptiles y seres acuáticos, según sus especies y formas. En el primer día, a las bestias; a los animales, en el segundo; a las aves, en el tercero; a todos los reptiles, en el
cuarto a los seres acuáticos, en el quinto.  Adán dio nombre a cada uno: tal como los llamó, así fue su nombre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario