El LIBRO ESENIO DEL MAESTRO DE JUSTICIA "Moreh Zadik"

En este video compartimos a ustedes este texto que podemos encontrar en el ultimo libro de El evangelio de los Esenios. Las palabras o el mensaje contenido en este documento es muy liberador, y todo aquel que escuche y analice la información lo sentirá así.
El texto parte de la siguiente cuestión:
Y el Maestro fue a la orilla de un arroyo donde la gente estaba reunida, aquellos que estaban ansiosos luego de oír sus palabras y los bendijo y les preguntó en qué estaban confundidos.

Y uno de ellos dijo: Maestro, dinos ¿cuáles son las cosas que debemos mantener como de gran valor y cuáles cosas debemos abandonar?

Respecto al Maestro de justicia se hablan muchas hipótesis, sin embargo el Maestro de Justicia de este documento se expresa muy parecido a Yeshua (Jesús) el Mesías cuando el decía: en la antigüedad se os fue dicho, pero ahora yo os digo...

Otra cuestión es que el ultimo párrafo con el que cierra este escrito es muy similar a Juan 21: 25 Y hay también muchas otras cosas que Jesús hizo, que si se escribieran en detalle, pienso que ni aun el mundo mismo podría contener los libros que se escribirían.
Sobre el Maestro de Justicia, De Wikipedia:
El Maestro de la Justicia (en hebreo : מורה הצדק Moreh ha-Tzedek ) es una figura que se encuentra en algunos de los Rollos del Mar Muerto en Qumran , principalmente en el Documento de Damasco . [1] Este documento habla brevemente de los orígenes de la secta, probablemente esenios , 390 años después del reinado de Nabucodonosor y después de 20 años de “andar a tientas” a ciegas por el camino. "Dios ... levantó para ellos un Maestro de justicia para guiarlos en el camino de Su corazón". [2]

Se exalta al Maestro por tener un entendimiento adecuado de la Torá , calificado en su instrucción precisa, [3] y por ser el único a través del cual Dios revelaría a la comunidad "las cosas ocultas en las que Israel se había extraviado". [4]

Aunque se desconoce la identidad exacta del Maestro, según el texto del rollo de Regla comunitaria , los maestros de la secta se identifican como Kohens (sacerdotes) de la progenie patrilineal de Zadok [5] (el primer sumo sacerdote en servir en La Primera Templo ), que lleva a los eruditos a asumir al Maestro como un Kohen (sacerdote) del linaje Tzadokite . [5]

Los esenios, los gnósticos y los primeros cristianos enseñaron que el Maestro de la justicia era el Espíritu Santo que mora en la vida y que enseña todas las cosas a los que han sido ungidos desde arriba. El Espíritu Santo es el Espíritu de la Verdad y la Justicia. La salvación viene solo a aquellos que han sido ungidos desde arriba y luego se convierten en Maestros de justicia .

Una figura del Mesías del siglo I aC.
Michael O. Wise postula que el Maestro de la justicia fue el "primer mesías", una figura que precede a Jesús por aproximadamente 100 años. [9] Esta figura, que Wise cree que se llamaba Judá, se destacó durante el reinado de Alejandro Janneo ,

Más de un Maestro de Justicia
Richard A. Freund escribe: "La diferencia de opinión sobre el posicionamiento del Maestro de la rectitud me lleva a la conclusión de que quizás todos estos investigadores tienen razón. Un Maestro de la rectitud dirigió el grupo en el siglo II a. C. cuando se estableció. Otra El Maestro de la justicia dirigió la secta en el primer siglo AEC y, finalmente, otro Maestro surgió en el primer siglo CE ".

Texto:
B. DEL LIBRO ESENIO DEL MAESTRO DE RECTITUD. 

Y el Maestro fue a la orilla de un arroyo donde la gente estaba reunida, aquellos que estaban ansiosos luego de oír sus palabras y los bendijo y les preguntó en qué estaban confundidos.

Y uno de ellos dijo: Maestro, dinos ¿cuáles son las cosas que debemos mantener como de gran valor y cuáles cosas debemos abandonar? 

Y el Maestro les respondió diciendo: Todos los males que el hombre padece son causados por las cosas externas a nosotros, pues lo que está dentro de nosotros nunca puede hacernos padecer. Un niño se muere, una fortuna se pierde, la casa y los sembrados se incendian y todos los hombres están desamparados y claman; ¿Ahora qué haré? ¿Ahora qué sucederá? ¿Pasarán estas cosas? 

Estas son todas las palabras de los que se afligen y acongojan por las cosas que les suceden, cosas que no son de su arbitrio. Pero si nos lamentamos por las cosas que no son de nuestra potestad, somos como el niño pequeño que llora cuando el sol aparece en el firmamento. Se dijo desde la antigüedad, no codiciarás los bienes de tu prójimo y ahora te digo, no desearás ninguna cosa que no sea de tu potestad; pues sólo lo que hay dentro de ti te pertenece y lo que está fuera de ti pertenece a otro. En esto reside la felicidad; en saber qué es tuyo y qué no es lo tuyo. 

Si deseas tener vida eterna, acógete a la eternidad que hay dentro de ti y no permanezcas al amparo de los hombres del mundo, que guardan las semillas de la muerte. 

¿No está todo lo que sucede fuera de ti, fuera de tu dominio? Lo está y ¿tu conocimiento de lo bueno y lo malo, no está dentro de ti? Lo está. ¿No está pues, en tu poder, tratar de que todo transcurra a la Luz de la Sabiduría y el Amor en lugar de la tristeza y el desespero? Lo está. 

¿Algún hombre te puede impedir comportarte de este modo? Ningún hombre puede. Entonces no clamarás: ¿Qué haré? ¿Qué me sucederá? ¿Pasarán estas cosas? Pues cualquier cosa que ocurra tu la juzgarás a la Luz de la Sabiduría y el Amor y verás todas las cosas con los ojos de los ángeles. 

Pues sopesar tu felicidad de acuerdo con lo que te sucede, es vivir como un esclavo. Y vivir de acuerdo con los ángeles que hablan contigo, es ser libre. Vivirás en libertad como un verdadero Hijo de Dios e inclinarás la cabeza sólo a los mandamientos de la Sagrada Ley. 

En esta forma vivirás, para que cuando el Ángel de la Muerte venga por ti, puedas levantar tus manos a Dios y decir: Las comuniones que he recibido de Ti, para el conocimiento de Tu Ley y el caminar por los senderos de los ángeles, no las he desdeñado, no Te he deshonrado en mis acciones. Ved cómo he utilizado el ojo que ve al interior, ¿alguna vez te he culpado? ¿He vociferado contra lo que me ha sucedido o deseado que sea de otra manera? ¿He deseado quebrantar Tu Ley? 

Tú me has dado la vida, te agradezco por lo que me has dado; puesto que he utilizado las cosas que son tuyas, estoy satisfecho. Tómalas de nuevo y colócalas donde mejor dispongas, pues tuyas son todas las cosas, aún hasta la eternidad. 

Sabed vosotros que ninguno puede servir a dos señores; no puedes desear tener las riquezas del mundo y tener también el Reino de los Cielos. No puedes desear poseer tierras y ejercer poder sobre los hombres y tener también el Reino de los Cielos. 

Riquezas, tierra y poder, estas cosas no pertenecen a ningún hombre, pues ellas son del mundo, mas, el Reino de los Cielos es tuyo siempre, ya que está dentro de ti. Y si buscas y deseas lo que no te pertenece, seguramente, entonces, perderás lo que es tuyo. Sabed vosotros y en verdad os digo, que nada se da ni se tiene inútilmente; pues todas las cosas en el universo de los hombres y los ángeles tienen precio. El que desea reunir riquezas y opulencias debe ir de un lado a otro, rendir pleitesía a aquellos que no lo merecen, destruirse en fatiga en la casa de otros hombres, decir y hacer muchas cosas falsas, dar presentes de oro y plata y aceites perfumados. Todo esto y más debe hacer un hombre para reunir riqueza y lucro y cuando las has conseguido, ¿qué tiene entonces? 

Esta riqueza y poder ¿te asegurarán la liberación del temor?, ¿una mente en paz?, ¿pasar el día en compañía de los ángeles de la Madre Tierra?, ¿pasar la noche en compañía de los ángeles del Padre Celestial? Esperas inútilmente, ¿tener cosas tan grandes? O estimará al uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y también al mundo. Acaso tu fuente se seca, tu aceite precioso se derrama, tu casa se quema, tus cosechas se marchitan o tratas lo que te sucede con Sabiduría y Amor. 

Las lluvias llenarán de nuevo la fuente, las casas se construirán de nuevo, semillas nuevas se sembrarán; todas estas cosas pasarán y vendrán de nuevo y pasarán aún otra vez. Mas el Reino de los Cielos es eterno y no pasará. No cambiéis entonces, lo que es eterno por lo que muere en una hora. 

Cuando los hombres te pregunten a qué país perteneces, no digas que eres de éste o aquel, pues en verdad, solamente el cuerpo inferior es el que nace en un pequeño recodo de esta tierra. Pero tu, oh Hijo de la Luz, perteneces a la Hermandad que comprende todos los cielos y más allá. De tu Padre Celestial ha descendido la simiente, no sólo de tu padre y abuelo, sino de todos los seres que se han engendrado sobre la tierra. 

En verdad eres Hijo de Dios y todos los hombres tus hermanos; hacer de Dios tu hacedor, padre y guardián, ¿no nos liberará de todo sufrimiento y temores? 

Por eso, te digo, no pienses en acumular bienes mundanos, posesiones, oro y plata, pues estos traen únicamente corrupción y muerte. Mientras mayor sea tu atesoramiento de riqueza, más gruesas serán las paredes de tu tumba. 

Abre de par en par las ventanas de tu alma y respira el aire fresco de un hombre libre. ¿Por qué os preocupáis por el vestido? Mirad los lirios del campo, cómo crecen, no se afanan ni hilan y te digo, que ni aún Salomón en su gloria se vistió como uno de éstos. ¿Por qué os preocupáis por el alimento? Mirad los dones de tu Madre Tierra; los frutos maduros de sus árboles y el grano dorado de su suelo. ¿Por qué os preocupáis por casa y tierras? Un hombre no te puede vender lo que no le pertenece y no puede adueñarse de lo que ya pertenece a todos. Esta tierra extensa es tuya y todos los hombres son tus hermanos. 

Los ángeles de la Madre Tierra andan contigo en el día y los ángeles del Padre Celestial te guían en la noche y dentro de ti está la Ley Sagrada. No está bien para el hijo de un rey codiciar un guijarro de la vera del camino. Toma tu puesto, entonces, en la mesa del banquete y cumple tu legado con honor. 

Pues en Dios vivimos nos movemos y tenemos nuestro ser. En verdad, nosotros somos Sus hijos y El es nuestro Padre. 



Únicamente es libre quien vive como él desea vivir, el que no se reprime en sus actos y cuyos deseos se cumplen, el que no se cohíbe es libre, pero el que se cohíbe y se reprime, seguramente ese hombre es un esclavo. Pero, ¿quién no es esclavo? Únicamente aquel que no desea lo que le pertenece a los demás. Y ¿qué cosas son las que te pertenecen? Hijos míos, solamente el Reino de los Cielos que está dentro de ti, donde la Ley de tu Padre Celestial mora, te pertenece. 

El Reino de los Cielos es como un comerciante que buscaba perlas hermosas y cuando encontró una de buen precio, fue y vendió todo lo que tenía y la compró. Y si la perla preciosa es tuya por siempre, ¿por qué la cambias por guijarros y piedras? Sabed vosotros, que tu casa, tu tierra, tus hijos e hijas, todas las alegrías de la fortuna y las penas de la tribulación, sí, la opinión que tienen los demás de ti, todas estas cosas no te pertenecen. 

Si vosotros ansiáis, pues, estas cosas, os apegareis a ellas, os afligiréis y regocijareis en ellas, entonces en verdad, seréis esclavos y en esclavitud permaneceréis. 

Hijos míos, no permitáis que las cosas que no son vuestras se adhieran a ti. No dejéis que lo terrenal crezca en ti como crece aferrada al roble la débil enredadera, ya que padeciereis dolor cuando sean arrancadas de ti. 

Viniste desnudo de las entrañas de tu madre y desnudo volveréis a ella. El mundo te da y el mundo te quita, pero ninguna fuerza del cielo o de la tierra puede quitarte la Ley Sagrada que mora dentro de ti. 

Puedes ver que asesinan a tus padres y puedes ser desterrado de tu país. Luego, irás alegre a vivir a otro país y mirarás con compasión al asesino de tus padres, sabiendo que por el acto él mismo se ha asesinado. Pues conoces a tus verdaderos padres y vives seguro en tu país verdadero. Ya que tus verdaderos padres son tu Padre Celestial y tu Madre Tierra y tu país verdadero es el Reino de los Cielos. La muerte nunca te puede separar de tus verdaderos Padres y no existe exilio de tu país verdadero. Y dentro de ti una roca que resiste todas las tormentas, es la Ley Sagrada, tu baluarte y tu salvación.

Y de esta manera los Hermanos enseñaban la Sagrada Ley a los que deseaban oírla, y se decía que ellos hacían cosas maravillosas, curaban a los enfermos y a los afligidos con diversas hierbas y utilizaciones maravillosas del Sol y del Agua. Hubo otras muchas cosas que hicieron, que, si ellos hubieran escrito cada una, ni el mundo entero contendría los libros que deberían haber escrito. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario